¿Es más importante lo que te dicen que lo que ves?.

            Paco estaba muy satisfecho con el burro que había comprado a uno de sus compañeros de partida semanal de cartas.
           Obediente, trabajador, poco comedor...era excepcional la partida donde no hacía alguna alabanza sobre el burro.
           Manolo, otro compañero de la partida, empezó a pensar en la ayuda que el burro de Paco le podía proporcionar en sus labores. A pesar de que el recuerdo que le quedaba, de un dia que lo había visto, era lo esquelético y andares perezosos que tenía.
           Terminó por ofrecer una cantidad de dinero por el burro, a lo que Paco dijo que no vendía su burro. Aumentó la cantidad, pero la respuesta de Paco era la misma al tiempo que expresaba el afecto que le había cogido.
           Manolo no podía dejar de pensar en el trabajo que le iba a quitar el burro de Paco, por lo que le ofreció una cantidad que no pudiese rechazar. Con los ojos humedecidos, Paco le vendió el burro.
           Las partidas semanales se sucedieron, sin salir el burro en la conversación. Un día, Manolo no pudo aguantar más y comentó, con amargura, que el burro solo sabia estar acostado, que no había forma de que  obedeciese, que no habia forma de que trabajase..."asi no vas a vender el burro" -le interrumpió Paco.