Una desconsolada mujer se afanaba buscando alrededor de un farol que había cerca de su casa. Encorvada, daba vueltas de aquí para allá, explorando en el suelo. Era noche avanzada y un hombre pasaba por allí de vuelta a su hogar. Vió a la mujer, que había empezado a gimotear.
-Buena mujer, pero ¿qué te ocurre? ¿Puedo ayudarte en algo?.
-¡Qué más quisiera yo! -exclamó la mujer, sin dejar de buscar ansiosamente-. He perdido una aguja en mi casa y no la encuentro.
Perplejo, el hombre preguntó:
-Pero, mujer, si la has perdido en tu casa, ¿por qué la buscas aqui?.
-¡Oh! -suspiró apenada la mujer-. Como en mi casa no había luz, me he venido a buscarla junto a este farol.